sábado, julio 27

Toni Kroos se despide del Bernabéu: «Me daré cuenta cuando ya no lo tenga» | Fútbol | Deportes

En el minuto 83 sucede algo muy extraño: Toni Kroos falla un pase, algo que antes del empate sin goles ante el Betis en su despedida del Santiago Bernabéu sólo había sucedido 907 veces en su estadio, donde marcó 13.608 goles. Era el momento en que Carlo Ancelotti había pensado en sustituirlo y recibir una gran ovación de la grada. Pero en ese momento el alemán no quería irse. Así no. Le pidió algo más al italiano. La acción había desembocado en falta y quiso disparar. El disparo, muy lejano, lo mandó a córner Vietes. Incluso lo mencionó. Sólo entonces el asistente mostró el dorsal 8 y comenzó el ritual de despedida: se quitó el brazalete de capitán que le había dejado Nacho y se lo colocó a Modric, su incansable compañero en el centro del campo, el último que permanecerá en Madrid en aquella época en la que formaron un trío con Casemiro.

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Courtois (Arrizabalaga, min. 63), Dani Carvajal (Lucas Vázquez, min. 73), Rüdiger, Ferland Mendy, Nacho (Eder Militao, min. 63), Federico Valverde, Jude Bellingham, Kroos (Dani Ceballos, min. 86) , Camavinga (Modric, min. 73), Vinicius Júnior y Rodrygo

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Francisco Vieites, Ricardo Visus, Sokratis, Sabaly, Juan Miranda, Johnny, Héctor Bellerín, Ayoze Pérez, Marc Roca, Rodri (Sergi Altimira, min. 72) y Willian José (Abde, min. 80)

Objetivos

Árbitro Isidro Díaz de Mera Escuderos

Tarjetas amarillas Nacho (min. 5), Dani Carvajal (min. 71) y Sokratis (min. 83)

Faltaba poco para el partido y en ese poco tiempo no pasó nada, mientras Kroos abrazaba emocionado a Ancelotti y a todos los que estaban en el banquillo, y luego a sus tres hijos y a su mujer. «He sido bastante fuerte hasta este momento, pero mis hijos me mataron», explicó más tarde. Sus ojos se pusieron rojos, el fútbol acabó y el futbolista se quedó para saludar a un estadio que durante minutos le cantó como nunca le había cantado: «Te quiero, Toni Kroos, te quiero, Toni Kroos». Primero parada con sus hijos frente al telón de fondo sur, luego dando un largo paseo por el campo. “Aquí se juega cada dos semanas, pero es tan especial… Lo notaré en estos años cuando ya no lo tenga”, dijo. “Han sido diez años inolvidables”.

Es posible que la huella más profunda que deje Kroos en el fútbol sea su capacidad para convertir un trámite en un momento memorable. Con la última noche en el Bernabéu, lleno para un partido insignificante, con el campeonato ya celebrado y el ánimo de la afición del Real Madrid en Wembley. Lo que ha hecho durante media vida con el pase, el set más básico del juego, el alfabeto elemental, las anotaciones del mapa de las zapatillas blancas del alemán. Aunque la comprensión del significado de sus instrucciones como conductor no siempre fue evidente.

Hace cinco años, el estreno de su documental dejó algunos pesares. Como el veterano comentarista de televisión Marcel Reif: “Es un jugador de talla mundial. Y es terrible que me haya dado cuenta tan tarde», se lamenta. «Jugó tal, tal y tal. Nada espectacular. No tuvo un resultado inmediato y explosivo. Y, si me permiten, fue un poco aburrido». .

Kroos era paciente con los malentendidos, consciente de los alcances y efectos de su juego, como explicó en una entrevista con Jorge Valdano: “Solo con mis cualidades un equipo no gana nada. Pero mis cualidades ayudan a dominar los partidos. «Los partidos se ganan a medias». Su clarividencia también le ayuda a salir de lugares comprometidos, como el aguacero que sufrió el Real Madrid en Múnich en la ida de la semifinal de la Liga de Campeones contra el Bayern. Hasta que apareció él: agarró la pelota y reordenó el mundo con una receta tan sencilla como inalcanzable. Lo explicó en aquel documental de 2019: “Antes de recibir el balón, en realidad ya sé qué voy a hacer con él. Saber dónde estará el siguiente espacio en el campo es gratis».

A veces esto parece irrelevante, pero el impacto en el desarrollo del juego es tremendo. En sus diez años en el Real Madrid nadie dominó los partidos como él. En el Bernabéu, antes del partido contra el Betis, Opta contabilizó más pases buenos que cualquier otro jugador del equipo, en 197 partidos, incluso más que nadie desde que llegó en el verano de 2014.

Kroos se despidió tras mil pequeños gestos con un resultado extraordinario: consiguió hacerse entender hasta el punto de que el Bernabéu dejó claro que le faltaría algo que no siempre entendía del todo.

Retirándose en lo más alto, como siempre dijo que quería hacer, no sólo lo hizo con todo su poder, sino que dejó a la audiencia con ganas de más de lo que inicialmente no entendían por qué lo necesitaban.

Incluso a sus compañeros. Como Vinicius, que una noche de hace tres años, en un clásico, necesitó tres segundos de señales del alemán para empezar a correr hacia el punto donde le habría llamado con el gol. Hace un mes, en Múnich, Kroos apenas movió el dedo índice mientras el brasileño ya se dirigía hacia el balón con el que había batido a Neuer, y así escaparon juntos de la tormenta. La final de la Liga de Campeones se jugará el próximo sábado en Londres. “La mejor solución sería ganar el título”, afirmó Kroos, que busca su sexta Orejona.

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