sábado, julio 27

El trabajo de Morata y el Atlético para derrotar al Granada | Fútbol | Deportes

Riguroso como siempre, un bonito cabezazo de Álvaro Morata dio los tres puntos al Atlético en un partido muy trabajado y que estuvo más roto que bien. El Granada tuvo más balón que juego real. Tuvo un control que no fue suficiente para hacerse un hueco en el equipo madridista. Para los de Simeone la victoria supone interrumpir una racha de cuatro derrotas consecutivas fuera de casa. El peso que lo mantuvo alejado de la pelea por el título. Esta vez salió ganador porque Morata está haciendo su mejor temporada y porque necesitaba apelar a su profesión de equipo sindical para defender sus ingresos. El trabajo le dio para salvar el duelo. Sin grandes excesos. Todo muy quirúrgico. El Granada templó y cerró el partido aplicándose con más intensidad en el inicio de la segunda parte. En la primera fue un equipo vulgar, con el freno puesto esperando un resbalón del rival.

0

Augusto Batalla, Bruno Méndez, Miquel, Carlos Neva, Ricard Sánchez (Puertas, min. 84), Gumbau (Óscar Melendo, min. 79), Gonzalo Villar, Sergio Ruiz, Myrto Uzuni (Douglas Arezo, min. 67), Lucas Boyé y Bryan Zaragoza

1

Oblak, Mario Hermoso, Witsel, Savic, Marcos Llorente (De Paul, min. 45), Nahuel Molina, Rodrigo Riquelme (Samuel Lino, min. 45), Pablo Barrios Rivas (Giménez, min. 79), Saúl (Koke, min. . . 76), Griezmann y Morata (Correa, min. 76)

Objetivos 0-1 minuto. 54: Morata.

Árbitro Juan Martínez Munuera

Tarjetas amarillas Saúl (min. 71), Savic (min. 75) y Augusto Batalla (min. 94)

Sin la bronca y la adrenalina de la Copa y con una plantilla reducida y sin cuatro titulares, el Atlético mostró mal humor y timidez. Lino, De Paul, Koke y Giménez estaban reservados para el partido copero del jueves ante el Sevilla. Los dos últimos corren el riesgo de romperse. Simeone cede la sala de máquinas a Pablo Barrios y le rodea con el hormigón y los pulmones de Saúl y Llorente. El resultado es que el Atlético necesitó cinco minutos para lograr una posesión larga.

El Granada tuvo el balón en la primera media hora. Intentó pasar por las bandas con Bryan Zaragoza y Uzuni, pero ninguno tenía los metros para explotar sus ataques de velocidad. La otra alternativa local fueron los balones en largo para Lucas Boyé. En su etapa en el Elche, el argentino dio muchos problemas al Atlético por ser peluquero peinando balones o por ese don que tiene de jugar desde atrás. No esta vez. Se encontró con Witsel, quien con su anticipación del juego se estableció como un defensa central confiable.

El Atlético no sufrió porque no se mostró en exceso. El Granada tampoco parece dispuesto a arriesgar más de la cuenta, aunque duplicara la posesión de balón de su rival. Los dos equipos estaban más preocupados por no derrumbarse que por intentar compensar el desequilibrio. Nació así un primer acto contenido entre ellos. Uno de esos duelos donde prima la posición sobre la creación. Si acaso, el Atlético se estiró un poco más en el último cuarto de hora cuando Molina y Llorente, por la derecha, y Riquelme, por la izquierda, atacaron un poco más la profundidad. Lo permitió porque Morata y Griezmann, independientemente del partido, sostienen con sus movimientos la llama de su equipo. Sin embargo, el Atlético, al igual que el Granada, se fue al banquillo sin un disparo entre los tres palos.

La urgencia de los puntos pesó más sobre Simeone que sobre Medina. El Cholo dejó en la ducha a Riquelme y Llorente para dejar sitio a Lino y De Paul. El impacto fue inmediato. El Atlético es otro con el argentino, que desde hace varios partidos se ha convertido en el centrocampista que marca el ritmo. Especialmente en ritmo y dinámica. Lino también contribuyó con su aguijón. Y logró marcar en el primer ingreso al área. Su disparo, fuerte pero certero, fue bloqueado por Batalla. El Atlético fue otro. Más dominante y más plantado en campo contrario.

El triángulo que en ocasiones forman Molina, Griezmann y De Paul por la derecha ha empezado a tomar forma. Y ahí fue donde encontró el camino hacia su objetivo. Fue el francés quien desató un disparo templado al corazón del área. Está Morata que gira el cuello y clava un disparo preciso al poste. El VAR, con lo que pareció una larga espera, dictaminó que Ignasi Miquel rompió el fuera de juego con medio dedo.

La secuencia se repitió poco después. Esta vez fue Molina quien hizo un buen centro para Saúl. El cabezazo del centrocampista fue preciso. Esta vez, sin embargo, el VAR dictaminó que, aunque fuera por un clavo, el centrocampista del Atlético estaba por delante.

El equipo de Simeone no consigue cerrar el partido, teniendo que adoptar su versión más solidaria para controlar los esfuerzos del Granada. El equipo de Medina inició una carga primaria. Tenía muchas ganas de enviar centros al área que no presionaran demasiado ni a Oblak ni a su defensa. Solo en medio del desconcierto, Witsel tuvo que cabecear por encima de la línea de gol un disparo de Méndez, Simeone entendió que había que acabar el duelo y dejó paso a Correa, Giménez y Koke. La señal ya era inconfundible. El Atlético mató el duelo en su área. Sin el agobio del ramillete de centros laterales que resolvió bien.

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