sábado, julio 27

En 2024, miles de millones de personas votarán a la sombra de la desinformación | Tecnología

Durante 2024 el calendario electoral será intenso. Se celebran alrededor de 40 elecciones nacionales. Entre ellos, algunos son decisivos para el panorama internacional como los de Estados Unidos, en noviembre, o los de India, el país más poblado del mundo. Pero también será el turno de Taiwán, actor clave en las tensiones entre China y Estados Unidos; en Indonesia, Reino Unido, México, Sudáfrica, Argelia, Mali, República Dominicana, Uruguay y muchos otros. Bloomberg Economics estima que estos procesos afectarán al 41% de la población mundial y que sus territorios representarán el 42% del PIB global.

Los resultados afectarán las vidas de miles de millones de personas. Y a esto hay que sumar elecciones autonómicas de diferente calado. Lo habrá en Turquía, Irlanda, en algunos estados de Alemania o en España, donde se votará en Galicia y el País Vasco, así como en la UE, para elegir un nuevo Parlamento Europeo. Tomando como referencia un listado publicado en Wikipedia, el número de procesos electorales se elevaría a más de 100 durante 2024.

Ante esta concentración de elecciones, varios organismos especializados advierten del riesgo que supone la desinformación. En un informe con recomendaciones para proteger la salud democrática, el grupo de expertos El American Center for American Progress califica el año 2024 como de “alto riesgo” y destaca la necesidad de plataformas en línea dedicar los recursos humanos y técnicos necesarios para abordar los problemas durante los procesos electorales. La consultora geopolítica Oxford Analytica también publicó un informe advirtiendo sobre el riesgo que representa la desinformación en las elecciones de 2024.

Uno de los efectos de la desinformación monitoreada por expertos es la desconfianza en el propio proceso electoral. «Últimamente, en varias elecciones estadounidenses, hemos visto muchas afirmaciones falsas y engañosas que explotan errores o confusión en torno a los procesos de votación, incluso si estos elementos tienen explicaciones que no indican la existencia de fraude», dice Sam Howard, especialista político de NewsGuard. plataforma, que monitorea la desinformación y ofrece herramientas para combatirla. Su colega Chiara Vercellone, analista de la misma organización, profundiza en esta observación: «Yo diría que las narrativas que hemos visto difundidas en Estados Unidos son también muy comunes en otros países cuando hay elecciones».

La Institución Brookings, más grupo de expertos de Estados Unidos, publicó un artículo este año argumentando que la desinformación socava la confianza en la democracia. Sin embargo, podríamos ir más allá. “Hasta hace poco, el mayor impacto de la desinformación era simplemente la crisis de confianza institucional. Pero ahora una parte de la sociedad está tan saturada que decide dejar de consumir información”, afirma Carme Colomina, investigadora de política global y desinformación en el centro de estudios CIDOB. ¿Y cuáles son las consecuencias? “Si te desconectas de la actualidad, tu voto será menos informado. Además, ¿en qué medida se siente movilizado?” Y luego el investigador se pregunta si esto podría conducir a una desconexión política.

La crisis de confianza en el sistema se materializa de diferentes formas según los escenarios. Silvia Majó-Vázquez, investigadora del Instituto Reuters para el Estudio del Periodismo de la Universidad de Oxford, subraya que en las próximas elecciones europeas se intensificará el debate sobre la existencia misma de la UE: “Creo que las elecciones europeas volverán a ser giran en torno a la necesidad de contar con una organización supranacional. Es el eterno debate, que se ha agudizado con el Brexit y ha vuelto a la agenda de varios países, tras la entrada de partidos de extrema derecha en la política nacional».

Este síntoma está vinculado a otro de los principales componentes -causa y consecuencia- de la desinformación: la tendencia a los extremos. “En India vemos cómo la polarización es alimentada por el propio gobierno. (El actual Primer Ministro) Narendra Modi tiene un discurso muy controvertido. Sus partidarios utilizan campañas de desinformación para difundir rumores y criminalizar a la población musulmana”, afirma Colomina.

Majó-Vázquez está de acuerdo con esta opinión. “Hay mucha desinformación proveniente de las élites. Lo hemos visto en Estados Unidos, con una desinformación muy evidente sobre la validez de los resultados electorales. Como resultado de la polarización política, hay un juego en el que la difusión de información incorrecta es válida”, y el investigador añade que esta tendencia es cada vez más pronunciada. Como referencia, un informe de la organización a la que pertenece afirma que el porcentaje de personas preocupadas por no saber qué es mentira y qué es verdad en Internet asciende al 56%.

La IA entra en juego

La IA puede añadir confusión al escenario. En Bangladesh, cuyas elecciones se celebrarán en enero, la precampaña estuvo llena de desinformación generada por IA. “Es el primer ciclo electoral en el que veremos los efectos de la inteligencia artificial en las campañas electorales”, subraya Colomina. “En elecciones anteriores se vio claramente el impacto de la desinformación. Pero ahora estamos en un nivel mucho mayor de sofisticación”. El investigador del CIDOB se refiere al atractivo de los contenidos generados con la nueva ola de inteligencia artificial generativa, que además están al alcance de cualquier persona.

NewsGuard es cauteloso. Todavía no han visto un impacto significativo de la IA en la desinformación, aunque admiten que esto podría cambiar y lo están siguiendo de cerca. “Escaneamos e identificamos lo que llamamos páginas de noticias generadas por IA. «Hemos identificado más de 600 sitios web de este tipo que aparentemente operan con poca o ninguna supervisión humana», revela Howard.

En 2023, la inteligencia artificial ya se utilizará para ofuscar las campañas electorales. En las elecciones a la alcaldía de Chicago, circuló en línea un vídeo con la fotografía de un candidato y un mensaje hablado. Su voz parecía estar a favor de la violencia policial, lo que dañó su imagen pública. Otro deepfake notorio ocurrió dos días antes de las elecciones en Eslovaquia. Se publicó un audio con la voz del líder del Partido Progresista Eslovaco, Michal Šimečka, y la de un periodista. Los dos estaban discutiendo cómo manipular la votación. Por supuesto, todo fue generado con inteligencia artificial.

En la reciente campaña argentina también hubo contenidos generados con inteligencia artificial. Se ha vuelto viral un video apocalíptico que convirtió a Sergio Massa en el salvador. En la plataforma un líder comunista, pero con la mano levantada a modo de saludomientras que para él la imagen de un león de buen carácter que abraza a la nación argentina.

Colomina pone énfasis en este tipo de actuaciones. “Estás vendiendo una determinada imagen. Esto puede parecer inofensivo, pero alimenta las percepciones». Aunque introduce un matiz importante: “Existe una línea muy delgada entre lo que es licencia creativa y lo que es desinformación. Tampoco podemos etiquetar todo como dañino”.

Vivir con desinformación

Las principales plataformas de comunicación online son los canales utilizados para difundir desinformación. Pero no son iguales en todo el mundo. «El medio a través del cual se difunden estas narrativas depende en gran medida de la población y del tipo de plataformas utilizadas», explica Vercellone de NewsGuard. “En Estados Unidos se utilizan las plataformas X o Meta, mientras que en los países de habla hispana la difusión se da vía WhatsApp y otros servicios de mensajería”, añade.

En cuanto a las plataformas, existe otra diferencia importante entre regiones. Sus equipos de moderación, incluidos los creados temporalmente para los procesos electorales, no son proporcionales a las necesidades de los países. Más bien responden a la presión legislativa que pesa sobre cada territorio. “En el Sur Global, las plataformas no han invertido tanto en moderación e identificación automática de contenido de calidad. Esto significa que en estos ámbitos se puede esperar un volumen igual o mayor de desinformación”, subraya Majó-Vázquez.

Para detener estas narrativas engañosas, se recomienda a los usuarios que conozcan la fuente original de la información y piensen antes de compartirla. “Debemos asumir que la desinformación es parte de esta nueva realidad. Lo que está en juego en las elecciones de 2024 es la calidad de los sistemas democráticos, que cada vez está más en entredicho. Este 2024 habrá que ver si será un momento de resistencia o será un nuevo golpe”, afirma Colomina.

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