domingo, octubre 6

La Federación cierra | Fútbol | Deportes

Pedro Rocha se presentó en el tribunal deslumbrante y pulcro, con su mejor traje, la barbilla alta y una sonrisa irónica, y se fue fingiendo estar manteniendo una conversación telefónica muy interesante… hasta que sonó su móvil denunciando el engaño. Era el retrato perfecto de una situación ridícula que rodeaba a un hombre ridículo.

Se había portado inteligente delante del juez y el fiscal (ya me entenderás, con lo que aprendí en la universidad de la calle) y si venía como testigo saldría bajo investigación. Poco después le llegó otro golpe: el expediente TAD.

No me extenderé en lo que ya sabemos: fue vicepresidente económico de aquella Federación que no llevaba las cuentas, Rubiales lo nombró sucesor, maniobró para transformar su estatus temporal en permanente, despidió a colaboradores no dentro de su competencia por iniciativa propia, pero cuando las circunstancias dejaban claro que eran insostenibles.

A los últimos que disparó lo hizo cuando estaban bajo investigación. Cuando cayó en esa triste condición no se dio la vuelta, decidió resistir.

Pero es una buena persona, me dicen.

Tan buena persona que había acumulado 107 patrocinios, dejando sólo unas migajas a Carlos Herrera (seis, recogidos por Roberto Gómez, el hombre con más contactos y amigos de todos los periodistas deportivos de España) y Eva Parera (confiesa cuatro , sin decir quién). La Federación, cuyo control está en manos de los 19 presidentes autonómicos (uno de las autonomías más Ceuta y Melilla) entre los que hay muchos procesos y comportamientos poco edificantes, se ha encerrado en un cascarón. Su interés es mantener el chiringuito como está, para que nadie venga a arruinarlo. Tal como está el sistema, controlan más de 80 de los 145 votos de la asamblea, ahora disminuidos porque hay asambleístas que han perdido su estatus en este momento.

De ellos no pudieron sacar a nadie más cualificado y ejemplar que Rocha, lo que da una idea del grupo.

Pero no llegan a 107 votos. A ellos se ha sumado un puñado de fútbol profesional porque Tebas apoya a Rocha. Lo desprecia («estaba en una clase aparte», le dijo a Relevo, diciendo que hay miles mejores que él), pero dice manejarlo, y de hecho, apenas Rocha dirigió la gestora, desactivó la guerra. que Rubiales argumentó contra Tebas y dejó en sus brazos.

Y casi diría que se lo habría merecido el Gobierno, una Federación en manos de Tebas, porque el apoyo que, a través del CSD, dio a Rubiales, sobre todo durante el mandato de José Manuel Franco con una complacencia rayana en la prevaricación, Lo justificó diciendo que “el poder de Tebas debía estar equilibrado”. Veamos adónde nos llevó ese lema.

¡Ay, el CDS! Quizás ahora esté en mejores manos. Por ahora, Rodríguez Uribes ha tomado decisiones contrarias a sus dos antecesores. Dos zigzags en la decisión correcta. Pero también debe poner orden en su propia casa: en el sumario hay grabaciones de su número dos, Fernando Molinero, que conspira con González Cueto, el Rasputín de Rubiales, uno de los sospechosos. Algo completamente descalificante.

No se me ocurre otra salida que la intervención de la FIFA, como la que tuvo en Argentina tras la muerte de Grondona, de la que ya he hablado aquí. Dentro hay un español de buen carácter y gran prestigio, Emilio García Silvero, director jurídico de la FIFA, que ya trabajó en la Federación. Pero, desgraciadamente, su hermano Miguel Ángel, que trabaja allí, está entre los investigados por el caso Brodie, porque su responsabilidad era sobre sus obras.

Puedes seguir a EL PAÍS Deportes en Facebook Y Xo regístrate aquí para recibirlo nuestro boletín semanal.

Regístrate para continuar leyendo

Leer sin límites

_