sábado, julio 27

Xavi Hernández: Un casting para intentar volver | Fútbol | Deportes

En su loca huida hacia adelante, Xavi Hernández fue protagonista el pasado viernes de otro episodio de esos que dejan a todos con mal sabor de boca. Algunos por su estatus mítico (el de Xavi, digo). Porque lo amamos, lo respetamos y lo sentimos nuestro, casi un miembro de la familia. Y a sí mismo porque es en su boca donde las palabras amplifican la forma y el significado que el propio técnico azulgrana quiere darles. «El Real Madrid adultera la competición, hasta un ciego puede verlo», afirmó en la rueda de prensa previa al partido contra Mendizorroza.

Y lo dijo sin pensar en su fama de ganador de la última edición. O en la de sus jugadores. Pero sobre todo lo dijo sin pensar en los ciegos, gente como mi colega y amigo Toni López, inmenso periodista del CRTVG, que no tiene ninguna culpa del grado de frustración que podría sentir Xavi Hernández y que merecería, al menos, un Sincera disculpa por una línea más propia del nuevo capítulo de Torrente, el brazo tonto de la ley, que de un deportista de élite de 2024: la crueldad del discurso en sí adquiere connotaciones aún más negativas cuando uno se pasa el día denunciándolo en el bocas de otros.

Más allá de este traspié dialéctico, la prolongada despedida de Xavi Hernández provocó una enorme explosión mediática en Barcelona porque los grandes éxitos tienen oportunidades en ciernes. Y la búsqueda de un nuevo inquilino para el banquillo azulgrana es casi tanto o más que la elección de un nuevo delantero. O el sustituto de Sergio Busquets, si tal criatura existe. U otra película de Woody Allen con Penélope Cruz, Scarlett Johansson y Javier Bardem como protagonistas. El casting para sustituir a Xavi acaba de abrirse oficialmente y los nombres de los posibles candidatos empiezan a aparecer en las páginas de los periódicos como setas en lugares cálidos, húmedos y lúgubres.

Todos creen conocer al entrenador perfecto para comerse el sapo. El hombre perfecto, se podría decir, dado que confiar a una mujer el liderazgo de un equipo masculino aún no está contemplado en los estándares mentales actuales del fútbol profesional: se probó en el tenis y la prueba acabó extinguiéndose en medio de un debate sexista. Así que imagínense el resultado si la dirección deportiva del Barça se hubiera atrevido a dar un solo paso en esta dirección. Será un hombre, como decía, y entre los muchos que se escuchan estos días ninguno parece satisfacer del todo los apetitos megalómanos del barcelonismo.

Sólo el –muy improbable– regreso de Pep Guardiola parece generar cierto consenso entre las distintas familias que componen el actual censo azulgrana. Todos los demás, incluidos Frank Rijkaard y Luis Enrique, levantan algunas sospechas en una afición que, peleándose tanto por las plumas, hace tiempo que olvidó cómo asar un pollo. Y este no es un problema menor para un club que cuenta entre sus seguidores con el mayor ejército de caras con el ceño fruncido del fútbol mundial, un grupo que se disculpó con Bobby Robson mucho después de que lo arrojaron por la ventana y despreció a Van Gaal porque no había hecho. Le recordó bastante a Cruyff. A esto se enfrentarán los Míchel, Motta, Márquez, Flick o Torrent del momento si resultan ser los elegidos para la gloria: un pasado tan feliz que, como canta Sabina, no hay que intentar volver.

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