sábado, julio 27

Así las radiografías revelan los secretos ocultos del Museo del Prado | Tecnología

Un cartel que advierte de una posible radiación en la zona te da la bienvenida a un enclave por descubrir del Museo del Prado. Ubicado en un área restringida en el sótano, especialmente segura para trabajar con radiación, es un laboratorio diferente a lo que esperarías encontrar en un museo de arte. Frente a la puerta de entrada, un negascopio que ocupa prácticamente toda la pared está cubierto con decenas de fragmentos de película de rayos X que permiten deducir lo que se está haciendo en este lugar. Se trata de imágenes de diferentes fragmentos que proceden de multitud de pinturas del museo: el rostro de un rey, el soporte de una escultura, el detalle de un hombro o la esquina del soporte de un lienzo. En este lugar el arte es radiografiado.

Aunque todavía se desconoce, los rayos X comenzaron a utilizarse en el mundo del arte poco después de que se descubriera la técnica. Su primera aplicación fue en medicina. Posteriormente dieron el salto a la antropología y al estudio de las momias, llegando al análisis de las pinturas. En el Museo del Prado, el primer cuadro sometido a rayos X fue La cuesta abajo, de Van Der Weyden, a mediados de los años 1970. Medio siglo después, el uso de la radiación para revelar el pasado de pinturas y esculturas forma parte de la vida cotidiana no sólo en este museo, sino en galerías de todo el mundo. Laura Alba Carcelén, técnica superior del Departamento de Documentación Técnica y Laboratorio del Museo Nacional del Prado, es la responsable de las radiografías, una herramienta que considera especialmente útil en el arte: “Es un examen no invasivo y no requieren toma de muestras . El objeto no sufrirá daños y esto se podrá realizar durante toda la obra. No tiene límites de aplicación. Utilizamos la reflectografía infrarroja, por ejemplo, en pinturas, pero no en objetos porque no los penetra», explica en este laboratorio. Gracias a la reflectografía infrarroja se descubrió, por ejemplo, que en la pintura Cristo entre la Virgen María y San Juan Bautistade Jan Gossaert, las cabezas fueron dibujadas de forma independiente en hojas de papel que luego se pegaron al soporte y que también fueron calcadas del original (Políptico del Cordero Místicopor Jan y Hubert van Eyck) o algún modelo intermedio.

Laura Alba se conmueve ante una imagen tomada con reflectografía de «Cristo entre la Virgen María y San Juan Bautista». A la derecha, el gran negoscopio situado delante de la entrada.
Álvaro García

Sin embargo, los datos deben interpretarse. «Requiere algo de entrenamiento porque toda la información se superpone en una misma imagen y hay que poder discernir en qué nivel se encuentran los elementos que ves. A veces es muy obvio y otras veces es más difícil. Algo puede confundirte y llevarte al error”, afirma el especialista.

Para desvelar todos los secretos que se esconden, por ejemplo, en un cuadro de gran formato, es necesario que un equipo de cuatro personas especializados en la manipulación de obras de arte lo trasladen hasta este lugar. Luego se coloca en la pared lo que permite alcanzar la máxima distancia posible para reducir la deformación y distorsión geométrica. También se debe calcular la cantidad de film que se necesitará y cortar y ensamblar con los bordes superpuestos para no perder centímetros.

Las imágenes se toman en una sola toma y se revelan placa por placa. Para poder consultarlos detalladamente en el ordenador y archivarlos digitalmente, además del archivo físico, se escanean las películas radiológicas y se digitalizan los negativos, que tienen una alta resolución y permiten analizar al máximo la obra. detalle. Procesando digitalmente las imágenes es posible, por ejemplo, eliminar un marco para observar mejor el rostro, como en niños jugando a los dados. En este caso, gracias a los rayos X se descubrió que debajo de estos niños había otro cuadro: un retrato de cuerpo entero de un caballero de la Orden de Malta. Para estudiar en detalle un caso como este, la imagen digital también permite eliminar elementos que impiden apreciar otros, aunque esto debe hacerse con mucho cuidado para no perder información que pueda ser relevante para la investigación.

Laura Alba informa sobre el señor detrás de «Niños jugando a los dados».Álvaro García

Todas las imágenes digitales se archivan, pero también se almacenan en planos de planta especialmente preparados. Para acomodar radiografías de mayor tamaño, algunos cajones deben medir tres o cuatro metros. El mundo del arte debe adaptarse a los elementos que fueron diseñados para la industria. Las películas de rayos X de gran tamaño se utilizan a menudo, por ejemplo, en la aeronáutica, para soldar en aviones o en oleoductos. Un museo debe adaptar a sus necesidades los materiales que se han desarrollado para otros ámbitos. “La reflectografía se desarrolló específicamente para su aplicación al estudio de la pintura y el arte, pero un desafío de la radiografía es que no hay material para nosotros porque el mundo de los rayos X es muy poderoso fuera del patrimonio. Hay que estudiar todos los materiales y equipos que salen al mercado para ver cuáles compramos, de la industria o de la medicina, pero en general de la industria”, explica Alba Carcelén.

Una vez que está todo listo para realizar la radiografía, el técnico de laboratorio cierra la sala donde se encuentra la pintura y la máquina de rayos X y se prepara para ingresar los parámetros necesarios para que la imagen se capture correctamente: se establecen los kW de voltaje, mAh de intensidad y minutos. Con estas tres variables y algunas fórmulas matemáticas se juega para obtener un resultado satisfactorio. Sin embargo, no es sencillo y es necesario realizar más pruebas. Laura Alba explica: “Generalmente quieres verlo todo, entonces lo que buscas son condiciones que te permitan observar la zona de mayor absorción y la de menor absorción; luego las pruebas. Para probar, busque una zona de máxima y mínima absorción. El voltaje sería la calidad de la radiación, el poder energético que tiene, y la intensidad, la cantidad de radiación. Esto normalmente definirá gran parte de la gama de grises, detalle…. Cuanto mayor sea la intensidad, más detalle y mayor gama de grises tendrás”. En niños jugando a los dados Puedes ver que la parte inferior es mucho más absorbente que la superior. El superior tiene una capa de preparación que absorbe menos y el inferior está pintado sobre otro cuadro.

Cuando se trabaja con radiaciones ionizantes como se hace en la industria, quienes utilizan esta técnica deben obtener una licencia como supervisor de instalaciones radiactivas a través del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN), según el especialista. Además, al tratarse de personal expuesto, los trabajadores que desarrollan su trabajo en estas estructuras deben llevar un dosímetro de lectura indirecta, donde se registra la radiación recibida y que es revisado mensualmente por una empresa autorizada por el CSN. En esta ubicación también se encuentra un radiómetro de área que permite el control de la radiación en curso. El CSN también realiza inspecciones de las instalaciones, verifica que los trabajadores han superado reconocimientos médicos, etc.

En un lugar como este, donde la historia del arte se mezcla con fórmulas matemáticas, uno se pregunta qué formación académica es necesaria. Según Laura Alba, se puede proceder de diferentes ámbitos educativos, pero en su caso, tras estudiar ciencias en el bachillerato, se licenció en Bellas Artes con especialidad en Restauración. El colega más especializado en reflectografía es historiador del arte y, según Laura Alba Carcelén, quien hace radiografías en el Museo Británico es un arqueólogo y el del Louvre es un físico. “Lo importante no es tanto la toma de la imagen, sino la interpretación. Tanto una persona de ciencia como de literatura puede aprenderlo; lo importante es la experiencia”, afirma.

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