sábado, julio 27

El método Quique: liderazgo y redención | Fútbol | Deportes

«Parece como si hubiésemos desperdiciado dos meses». La frase resuena en cada pasillo del Ramón Sánchez Pizjuán. Directivos, empleados y técnicos del Sevilla respiraron aliviados con la llegada de Quique Sánchez Flores. En sólo un partido, el nuevo técnico consiguió lo que Diego Alonso no había logrado en ocho partidos ligueros anteriores (cinco empates y tres derrotas): ganar. Ya nadie quiere hablar del uruguayo. Ahora todo gira en torno a Quique y su nuevo equipo. Hay algunos aspectos que explican, de momento, el cambio que se está produciendo en Sevilla. Los jugadores sienten que hay un entrenador que ha firmado el contrato no para el resto de la temporada, sino hasta 2025. Diego Alonso ha aceptado comprometerse sólo por un año. Luego, la presencia de José Luis Oltra, primer entrenador y segundo, refuerza el papel de Quique. Oltra se comporta como un buen hombre en un vestuario complicado. Un grupo lleno de jugadores veteranos con los que lidiar. Diego Alonso se entregó a ellos y no les salió bien.

Las primeras conversaciones con el nuevo entrenador se centraron esencialmente en el aspecto mental. Es decir, aún con las limitaciones, el técnico entiende que la plantilla es de calidad, pero los jugadores están bloqueados. El santo y seña en el vestuario del Sevilla es redención. El técnico quiere demostrar a sus jugadores que cada partido es una oportunidad para redimirse. Advertido por sus más cercanos y el mundo del fútbol, ​​Quique ha comenzado a analizar minuciosamente al Sevilla en las últimas dos semanas. Observó una enorme debilidad defensiva y por ello tomó medidas en Granada. Formaron un equipo más unido, que no corría riesgos en la salida del balón, más cerrado por dentro y con dos atacantes (Ocampos y En-Nesyri). Once partidos después, el Sevilla consiguió mantener su portería a cero. La última vez fue en Pamplona contra Osasuna (0-0). “Cuando las cosas se ponen difíciles hay que ser práctico. Los grandes equipos que están en crisis, y lo he oído de jugadores que jugaron en el Real Madrid y en el Barcelona, ​​han perdido partidos porque no defendieron bien. Para atacar bien hay que defender bien», dijo ayer Quique en la previa ante el Atlético.

Un reencuentro con el club madrileño que le llevó de viaje hasta 2009. El técnico salió al rescate del conjunto rojiblanco, que se encontraba en la 17ª posición, a un punto del descenso, al término de la octava jornada. Un equipo con nombres como Agüero o Forlán que hubiera quedado segundo. Quique acabó la temporada ganando la Europa League al Fulham, siendo finalista de Copa (perdió la final ante el Sevilla) y con una cómoda novena plaza. “Quiero relanzar un equipo que tenga herramientas suficientes para estar entre los mejores. Quiero ponerme en contacto con los jugadores lo antes posible y aclararme la cabeza», dijo más tarde el nuevo técnico del Atlético. Aquel 2009, Quique inició un aprendizaje que continúa hasta el día de hoy.

A sus 58 años, lo aprendido entonces le servirá ahora en una situación delicada en otro gran equipo del fútbol español. Llevó al Atlético a un título 14 años después.

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