domingo, octubre 6

Indian Wells: Alcaraz y el móvil, el bendito móvil | Tenis | Deportes

Villena, Alicante. Otoño 2020. En la azotea del edificio que alberga las oficinas de la academia Juan Carlos Ferrero, un tenista de 17 años del que dicen que está a punto de conquistar el mundo se expresa con un fuerte acento murciano y también con un poco del miedo a no cometer errores, así concede una de sus primeras entrevistas en profundidad para contarle al mundo que sueña y trabaja cada día para llegar a ser el número uno. Alcaraz, más Carlitos que Carlos, dice no estar demasiado pendiente de todo lo que se escribe sobre él, para no crear «una bola de negatividad» ante las grandes expectativas que suscita su evolución, y en un momento dado Todo él responde con la ingenuidad propia de un chico de su edad.

— Carlos, ¿en qué áreas necesitas mejorar más?

— Bueno… lo diría más que nada por lo del celular, porque estoy un poco ocupado. ¡Ups! Quizás no debería haber dicho eso, ¿verdad?

En ese momento, el actual número dos del mundo -dos grandes ya en el bolsillo y la gran cumbre conquistada, por tanto misión cumplida- ya dejaba escapar que uno de sus perdición era el teléfono, el enemigo común de las nuevas generaciones de tenistas. Jugadores que crecieron entre las restricciones que les imponía un deporte sacrificado como el suyo y los hábitos tecnológicos de la Generación Z. Él, como muchos otros, se vio expuesto a una nueva realidad compleja y difícil de controlar, mientras nuevos profesionales entraban en el circuito de élite, con la raqueta en una mano y el móvil en la otra. En tu caso no hay excepción. El dispositivo y, por tanto, las redes sociales, son una extensión de una cifra internacional que cada vez va tomando más forma, seguida de 4,6 millones seguidores en Instagram y reclama dondequiera que vaya. ¿Estás soltero? ¿Estás soltero? (¿Estás soltero?)», insistió en preguntarle un aficionado en plena formación en los últimos días en Indian Wells, donde el domingo, tras un recital, Alcaraz levantó su segundo trofeo en el desierto californiano tras imponerse al ruso Daniil Medvedev.

Alcaraz se prepara para sacar durante la final.Ryan Sun (AP)

A pesar de su corta edad, el tenista ya es rico y famoso, y sigue aprendiendo a desenvolverse en un ambiente que, además de atractivo y agradable, también es complicado. Después de lucir su último título y poner fin así a ocho meses sin éxito, Alcaraz se sinceró: “Digamos que en los últimos dos meses me ha costado encontrarme. Después de Wimbledon (donde ganó en julio) fue difícil. Mi familia, mi equipo y las personas más cercanas a mí me preguntaron qué me pasaba, por qué ya no sonreía tanto como antes. No me gustaba ir a la pista. Si gane los títulos o no, no me importa; Lo que quiero es divertirme jugando y demostrar mi juego. «Eso es lo único que importa y eso es lo que me hace tan feliz de levantar este trofeo, porque me he encontrado a mí mismo otra vez».

Conectó la reflexión con la ofrecida unos días antes, cuando admitió que las redes sociales a veces lo ponen a prueba. “Tienen un impacto muy importante en los tenistas y deportistas en general. Hay muchos jugadores que no piensan en ello o no les afecta negativamente, pero hay otros a los que les afectan mucho los comentarios negativos. Intento no pensar en nada de esto; Intento no ver todos los comentarios, pero creo que es algo de lo que no podemos escondernos. Hay mucha gente que te dirá cosas bonitas y positivas, y otra que te dirá cosas malas, y eso no estamos en condiciones de controlarlo. Simplemente tenemos que afrontarlo lo mejor que podamos y eso es lo que estoy intentando hacer ahora mismo».

Alcaraz se toma una selfie con sus fans en Las Vegas el 3 de marzo.David Becker (Netflix/Getty Images)

Por primera vez Alcaraz tuvo que atravesar una crisis de importancia profesional, mayor que el desagradable capítulo de lesiones vivido el año pasado. No tanto por la línea de resultados, porque en ningún momento dejó de creer en sí mismo y en sus posibilidades, sino por las críticas provenientes del exterior -fundamentadas en algunos casos, absurdas o banales por algunos foros- y por esa espiral de negatividad que se centra en el ciberespacio. A pesar de haber sido advertido de los peligros de la exposición y de la constante exigencia de alturas, el tenista -13 títulos, ahora cinco Masters 1000- no comprende del todo que su dinámica últimamente se ve afectada ni que está obligado a ganar por sistema, porque de lo contrario Aparece la palabra fracaso. Inmerso en el proceso de maduración y desarrollo, de descubrimiento, el murciano digiere, procesa y, sobre todo, aprende.

«Tiene 20 años», subrayan desde su círculo. Y ante la tormenta, Alcaraz ha reaccionado esta temporada día a día con mayor precisión, confiando en que tarde o temprano recuperaría su juego y su ventaja; consciente, al mismo tiempo, de que el tenis es una carrera de fondo sin fin y que la inspiración va y viene a lo largo del año. Con ganas de ofrecer un espectáculo lo más lineal posible desde el principio hasta el final del curso, asignatura pendiente, actúa con la misma fe y convicción de siempre. “Desde diciembre ha dado un salto de profesionalidad”, dijo recientemente a este periódico el gurú de su academia, Antonio Martínez Cascales. Mientras tanto, para superar este difícil periodo ha contado con el apoyo de su equipo y su familia, ninguno tan presente como el de su padre Carlos, apoyo fundamental allá donde va.

El padre resta importancia y prioriza la felicidad de su hijo, independientemente de lo lejos que pueda llegar y de dónde se encuentre en la historia del tenis. Mientras tanto, la alegría de California es reconfortante y el chico vuelve a triunfar y festejar: más o menos gana, ahí está Alcaraz para rato.

SIN RUDA: RUMBO A MIAMI

ANTES DE CRISTO.

Tras alcanzar su quinto Masters 1.000 -el mismo récord que tienen estrellas como Becker, Courier, Ríos, Kuerten, Safin, Roddick o Zverev- y derrotar a Jannik Sinner en semifinales, el tenista español no sólo estableció una ganancia de 495 puntos respecto al Italiano, pero logró no perder la rueda de Novak Djokovic, 920 por delante.

El serbio ha anunciado que no competirá próximamente en el Masters de Miami (del 19 al 31 de este mes), en el que no participó hace un año, mientras que Alcaraz defenderá los 360 puntos obtenidos en la semifinal de 2023 -finales y podría alcanzar un botín de 640 para reforzar la valla.

Sinner, por su parte, quedó finalista y volverá a tener que hacer un buen papel para seguir persiguiendo la segunda plaza de Alcaraz en la clasificación clasificación. El Sancandido, sin embargo, pudo sumar una jugosa cantidad de puntos en la pista de tierra, donde no obtuvo buenos resultados.

Según el sorteo realizado este lunes, Alcaraz no se enfrentaría ni a él ni a Medvedev hasta una hipotética final. En principio, el murciano debutará en Miami el viernes o sábado, ante el ganador del partido entre Roberto Carballés (64º) y Alexander Vukic (65º). Por su disposición teórica aparecen peligros como Ben Shelton (16°), Lorenzo Musetti (23°), Grigor Dimitrov (11°) y Hubert Hurkacz (8°).

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