sábado, julio 27

“Todos los ojos puestos en Rafah”: el meme político, la inteligencia artificial y cómo arruinar Internet | Tecnología

Si nos hubieran dicho hace un año que la imagen que se viralizaría contra el asesinato de niños en Gaza sería un meme generado por inteligencia artificial, nos habría parecido distópico. En 24 horas, la plantilla creada en Instagram con el lema “Todos los ojos puestos en Rafah” en forma de un campo de refugiados sintético fue compartida directamente 33 millones de veces (cuando se publicó este texto). Incluyendo personalidades como la premio Nobel de la Paz Malala Yousafzai, la vicepresidenta Yolanda Díaz, el futbolista Dembelé, la ex primera ministra finlandesa Sanna Marin y la actriz Bella Hadid, y cientos de miles de capturas de pantalla más en otras redes. Hace casi diez años, la imagen icónica de otra tragedia mundial fue la del niño sirio Aylan Kurdi con el rostro en la playa. Ahora, después de meses de horror, ¿será una ilustración generada en segundos por una máquina?

Este meme lo firma un joven -no vio las preguntas que le envié por mensaje directo- con las banderas de Malasia e Indonesia en su perfil de Instagram: @chaa.my_, que tenía muy pocos seguidores antes del baile, y que ha transferido a su otra cuenta: @shahv4012. Viendo su actividad se nota que se siente abrumado y orgulloso del éxito de su ilustración, y además que hizo varios intentos con alguna herramienta de creación de imágenes sintéticas hasta conseguir viralizarla con un eslogan: “Todos los ojos puestos en Rafah ”- que ya circulaba en las redes desde hacía varios días. Has encontrado la clave: el eslogan, la imagen, el momento, la herramienta para compartir plantillas (utilizada para compartir todo tipo de tendencias frívolas con amigos).

Y sobre todo, las emociones humanas. Estamos cansados ​​de repetirlo: nuestra psicología es la palanca para que un meme se viralice, para que se comparta desinformación más que una noticia real, para que pulsemos el botón de retuitear o compartir. No importa si hemos estado discutiendo durante meses si profundo Si serán o no un problema del futuro: millones de personas han encontrado en una imagen sintética la mejor manera de expresar su indignación contra lo que Benjamín Netanyahu está perpetrando contra los palestinos. La imagen artificial no nos engaña (este meme no es en sí desinformación), sino que nos conviene: por lo que queremos expresar y, sobre todo, por lo que queremos mostrar de nosotros mismos.

Casualmente, el meme de Rafah se volvió viral justo cuando Mark Zuckerberg anunciaba que potenciará su inteligencia artificial con el contenido que compartimos en sus redes, Instagram y Facebook, salvo que se indique lo contrario. Las grandes empresas tecnológicas se están quedando sin información con la que entrenar sus modelos de IA: ya han leído todo Internet, han visto todo YouTube. Ahora necesitan fotografías de nuestros borrachos, de nuestros niños y de nuestros perros, para alcanzar el santo grial de la inteligencia artificial general. Pero si empezamos a compartir imágenes generadas por máquinas, como la de Rafah, en las redes Meta, y luego Meta entrena a sus modelos con esas imágenes falsas, tendremos una pescadilla robótica mordiéndose su propia cola sintética. Como dicen en el mundo: la mierda entra, la mierda sale.

Perdón por el uso de palabras vulgares, pero estamos asistiendo a una progresiva destrucción de Internet, tal y como la definió Cory Doctorow (enshitificación, en inglés), una de las mentes más eminentes para analizar el ecosistema tecnológico. Las plataformas primero satisfacen a los usuarios, luego se dejan exprimir por los clientes hasta que al final es la propia plataforma la que decide exprimirlos a todos con resultados no deseados. Pasó con Amazon, con TikTok y ahora Google empieza a ser un buen ejemplo. Desde hace 25 años estamos convencidos de la eficacia de su buscador, pero poco a poco nos hemos acostumbrado a consultas que devuelven cualquier cosa menos un enlace interesante en el que hacer clic. Ahora Google intenta respondernos a través de su inteligencia artificial, que confunde información de calidad con bromas y acaba recomendando comer piedras y pizzas con pegamento.

Hace poco más de un año, algunos de los actores más relevantes del universo tecnológico (y con más intereses) se alarmaron muchísimo al pedir una moratoria de seis meses al desarrollo de la inteligencia artificial. La catástrofe era tan inminente que había que detener todo. Han pasado 14 meses y resulta ridículo ver lo que ha pasado desde entonces: las máquinas no han mejorado exponencialmente sus capacidades, siguen diciendo las mismas tonterías que en 2022, y la empresa que lideró la revolución, OpenAI -que tiene una estrategia- El acuerdo con Prisa Media, que publica EL PAÍS, ha provocado una crisis reputacional tras otra. Y mientras tanto, Elon Musk, uno de los más catastróficos de la época, ha recaudado más de 5.500 millones de euros para su empresa de inteligencia artificial xAI. Este es el entorno digital actual y el conflicto que se avecina: ¿seremos capaces de detener el ciclo de la mierda?

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