sábado, julio 27

Masters de Miami 2024: Alcaraz se come a Monfils | Tenis | Deportes

Gael Monfils, siempre divertido, quiere jugar, pero frente a él se encuentra con un chico que adopta el papel del veterano, el serio, el práctico, que actúa con determinación y mirada aguda, en línea recta. Pequeña broma. Sólo una ligera relajación en la recta final que el público de Miami agradece, porque de lo contrario la historia no hubiera tenido otro mérito que corroborar el estado de gracia de Carlos Alcaraz. El de El Palmar irrumpe como una locomotora y aprieta cada vez más ritmo, un ejercicio de balón pesado y péndulo, balón de un lado a otro hasta que el francés, tocado por su talón de Aquiles, iza la bandera blanca en un momento relativamente poco tiempo. Si ya le parecía difícil, un mal gesto de apoyo condena al veterano y -con el 2-2 del primer set- extiende la alfombra roja al paso del murciano, sensacional, virtuoso y concentrado, potente e incontestable. . Seductora y pletórica: 6-2 y 6-4, en 1h 14min. ¿Alguien puede manejarlo?

Nada especial Espectáculo a dos voces, sin toma y daca. Eficiencia pura y simple. Espectacular, sí, pero la columna es de un solo autor. Un dominio abrumador. Aunque el cartel podría invitar a pensar de antemano en un duelo un tanto circense, dado el espíritu recreativo de los dos, con versos libres, el español, ya presente en los octavos de final de este Masters de Miami, elogia con autoridad y sigue creciendo en este dulce tramo de marzo. Se enfrentará este martes (no antes de las 20.30 horas, Movistar+) con otro buen artista, Lorenzo Musetti (6-4 y 7-6(5) para Ben Shelton), y arengará al espectador con su firma en la lente: Siente la magia, Siente la magia. El español tiene algo de mago, capaz de inventar cualquier truco y hacer fáciles las cosas difíciles, de reírse en circunstancias de máxima tensión y de regalar una sonrisa amistosa a su rival, que va perdiendo pero asiente porque no le queda otra opción, tiene simplemente renunciado. como evidente. Sucede esta vez en Monfils. Suda profusamente.

El francés, ahora el más veterano de la pista principal del circuito, choca inmediatamente contra el muro. Coquetea durante los primeros cuatro juegos, hasta que rectifica y cuando apoya el pie para devolver un revés siente una punzada. Se mete la mano detrás del tobillo y le duele, y a partir de ahí resiste la avalancha como puede. Alcaraz, 17 años más joven, golpea con determinación y crea un abismo insalvable para el francés, que llega con optimismo -semifinales de Doha y octavos de final de Indian Wells- y se marcha atónito, jadeante, ahogado; como si lo hubieran metido en el tambor de una lavadora y le hubieran aplicado un programa de 1.500 revoluciones. «Está en todas partes, es una locura», le dice a su entrenador, Mikael Tillstrom, quien no está muy seguro de qué decir. La mirada habla: amigo, haz lo que puedas. Y Monfils poco puede hacer excepto aprovechar la mala concesión del final y estirar un poco el neumático, sabiendo que ya está absolutamente perdido.

“Gael es un gran deportista y llega a casi todos los balones. Por eso tuve que tener paciencia y, al mismo tiempo, intentar dominar con mi derecha, dominar el punto y moverlo por toda la cancha. «Ha funcionado muy bien», afirma satisfecho el ganador, que cierra con cuatro quiebres y destroza el segundo servicio del francés, capaz de aguantar sólo tres de 17. Sin toallas calientes: Alcaraz hace más o menos lo que quiere, lo que le pide jugador de su cuerpo en todo momento. Exquisito en la ejecución, deja una volea federario y en el mejor momento del partido sacude a Monfils de un lado a otro hasta dejarlo sin aliento y lanza la raqueta desesperado, exhausto, resignado ante tanto vigor, tanta fuerza y ​​tanta técnica. Aplaudiendo desde la grada a su amigo Jimmy Butler, al (¿futbolista?) Neymar y a la gran torre argentina, Juan Martín del Potro, el que acabó devorado por las lesiones (muñecas y rodillas) y que tuvo una de las diestras más vertiginosas tiros jamás conocidos, el martillo de Tandil. El de Alcaraz, puro plomo, no tiene nada que envidiar.

“Mi nivel promedio está subiendo, pero él… Sientes que te come, pero al mismo tiempo creo que jugué bien. Está sólo un paso por encima de mí. Tiene algo especial, una calidad de balón muy alta. Cubre mucho terreno y aunque lo golpeé fuerte para entrar, lo devolvió igual de rápido. «No lo puedo explicar por el tema del tobillo», afirma el parisino, de nuevo entre los 50 mejores (47º). “Creo que hice algunos tiros geniales y me moví muy bien. Estoy muy contento con el nivel ofrecido hasta el momento (le gané a Roberto Carballés en el estreno), y es algo en lo que estoy trabajando; en poder ofrecerle tantos juegos como sea posible. Es fantástico sentirse así y espero poder seguir», resuelve el número dos de cara al choque con Musetti, que había dominado 2-1 en los partidos anteriores.

GRAVE LESIÓN PARA ANDY MURRAY

ANTES DE CRISTO.

El escocés Andy Murray, derrotado en tercera ronda por Tomas Machac el domingo, sufrió un duro revés independientemente del resultado. El británico se dañó dos ligamentos del tobillo izquierdo y estará de baja un «largo periodo», según informó este lunes a través de sus redes sociales. Su futuro, por tanto, es una total incógnita. Parece complicado que pueda competir en el circuito de tierra batida y centrará todos sus esfuerzos en reaparecer en el circuito de hierba, ya que este año podría ser su última vez en Wimbledon.

La noticia ensombreció una jornada en la que Grigor Dimitrov derrotó a Yannick Hanfmann en 46 minutos (6-1 y 6-0) y en la que Coco Gauff, una de las favoritas al título, perdió ante la francesa Caroline García por 6-3,1. -6 y 6-2. La griega Maria Sakkari ni siquiera necesitó jugar, debido a la dimisión de Anna Kalinskaya, y Elena Rybakina se deshizo de Madison Keys por 6-3 y 7-5. También avanza la estadounidense Danielle Collins, superior a Sorana Cirstea (6-3 y 6-2).

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